Hablar de trabajo en equipo, es como hablar de fútbol, todo el mundo lo conoce e incluso lo ha practicado, pero lo cierto es que conozco pocas empresas que lo lleven a cabo de manera satisfactoria.
¿Qué entendemos por trabajo en equipo?
Quizás lo mejor será empezar por entender la diferencia entre compartir un objetivo y tener el mismo objetivo. La diferencia es la suma y la participación. No se puede compartir objetivos sin que todos los participantes aporten el resultado de su trabajo. El objetivo individual se alcanza una vez obtenido el grupal.
Pero, ¿qué implica trabajar en equipo? Cuando realizo sesiones de workshop, suelo lanzar al inicio una pregunta a los asistentes: “dime una o dos características que consideres fundamentales para que un equipo sea exitoso”. La verdad es que encuentro tantas propuestas como personas. Unos me hablan de la importancia de tener los objetivos claros, otros de la figura del líder, siempre salen comentarios referentes a la comunicación fluida, incluso algunos pueden hacer referencia a la importancia de la planificación.
No hace falta comentar que todo ello es súper importante y necesario. El problema es que a veces olvidamos que la clave de todos ellos son las personas. Así pues, el éxito, desarrollo y motivación de un equipo depende exclusivamente de sus integrantes.
Claves para fomentar el trabajo en equipo
No tengo ninguna duda en defender que para que un equipo funcione realmente, es necesario trabajar mucho la confianza. Si no está, es inviable compartir objetivos, liderar bien, tener una comunicación clara…
Vemos que existe confianza cuando somos capaces de dejar el “yo” por el “todos”, cuando prima el bien del equipo antes de las individualidades.
Generar y mantener la confianza, no es tarea fácil, implica de entrada tiempo. Aquellos departamentos donde existe un alto grado de rotación no son capaces de crear un entorno de confianza óptimo.
Otra gran dificultad es la diversidad. Cuando más diverso sea el equipo en relación con habilidades y caracteres, más enriquecedor será, pero también más conflictos surgirán. Entre otras cosas, los equipos sirven para minimizar las dificultades individuales que todos tenemos. Ya lo decía Stephen Covey:
“Las fortalezas están en nuestras diferencias, no en nuestras similitudes”.
A todo ello, debemos sumarle la importancia del “reparto” de roles para conseguir equipos de alto rendimiento y motivados. M. Belbin ya habló en su momento de la necesidad de 9 roles agrupados en 3 áreas (mental, social y acción), teoría que comparto fehacientemente. Aun así, creo que más allá de dicha necesidad, lo que nos permite la definición de roles, es otorgar a cada persona el papel más idóneo en función de sus aptitudes y actitudes.
Todos estos aspectos, junto con otros son claves en el éxito empresarial. Trabajar en equipo es sin duda una tarea ardua, pero también gratificante, necesaria y rentable. Si queremos empresas exitosas, debemos trabajar para conseguir personas y equipos exitosos.
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