Existen muchos tipos de liderazgo. Parece que a cada poco surge una tendencia o metodología nueva, aunque al final, lo que define el liderazgo es el mismo líder. La esencia y forma de ser de cada persona se ve reflejada en su manera de actuar y dirigir. Y tú, ¿eres líder o jefe tradicional?
¿Qué caracteriza a un jefe tradicional?
El rol del jefe tradicional, hasta hace pocos años, era el de actuar como responsable máximo de la compañía, una persona que generalmente actuaba con autoridad y era distante con su plantilla. Era quien se encargada de dictar los próximos pasos y los objetivos a cumplir, sin dejar mucho tiempo al análisis de cómo se conseguirían, quién lo haría y si el proceso para conseguirlos sería el más adecuado. Solía ser una figura que difunde un respeto general de cara a sus empleados.
Actualmente, este rol también ha cambiado. Se puede ser un jefe tradicional, pero con comportamientos mucho más cercanos, con estrategias más innovadoras y con dedicación a sus trabajadores. Puede conservar una metodología más convencional, conservando actitudes o pensamientos más propios de años atrás, pero generalmente se adapta a las necesidades y exigencias de la sociedad y mercado actual. Entiende que la evolución también incluye su propio rol y lo amolda al día de hoy.
¿Cómo es el papel de un líder?
La figura del líder, en cambio, pasa por ser aquella persona que se convierte en el ejemplo a seguir por el resto de los empleados, de sus compañeros. Alguien que motiva a los equipos, dispuesto a compartir tiempo con ellos y a facilitar sus rutinas para conseguir los éxitos globales. Actúa como un miembro más de la organización, ensalzando y ayudando al resto de sus compañeros para juntos, conseguir el éxito. Un líder debe fijarse retos para impulsa a sus empleados y equipos.
Líder o jefe: esa es la cuestión
Entre la primera forma de actuar y la segunda, es decir, entre la figura de líder o jefe, se pueden asociar dos tipos de sensaciones. En la primera, los empleados pueden identificar este tipo de mando con más reparo al compartir sus dudas, propuestas o contraindicaciones. En cambio, en el segundo caso, normalmente se logra generar un vínculo más próximo y de confianza para establecer una comunicación transparente y efectiva. El grado de cercanía personal es uno de los factores más notables entre líder y jefe tradicional.
Otra diferencia suele ser que para el jefe lo habitual es delegar responsabilidades, mientras que el líder las trabaja y las comparte con el resto del equipo. Este último busca el compromiso de cada trabajador mediante la motivación y el acompañamiento para la consecución de resultados. Aunque el jefe tradicional también tiene en cuenta su implicación con el resto de los integrantes de su compañía, la forma de mostrarlo es distinta.
No hay mejor o peor liderazgo, son metodologías que, aplicadas a cada persona, afectan de una u otra forma, con factores positivos y negativos, siempre según quién lo evalúe.
Las habilidades de un líder pueden ser innatas, aunque también pueden aprenderse o reforzarse mediante formaciones específicas. Sea como sea, ser líder es un reto. Requiere dedicación, implicación, constancia y voluntad. No es una tarea fácil y que pueda asumir cualquiera.
Es por esto por lo que la capacidad de liderazgo es una de las habilidades más valoradas en el mercado profesional actual.
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